La AIReF rebaja las previsiones de crecimiento mientras el Gobierno mantiene proyecciones optimistas

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Última actualización: 15 de mayo de 2025

La Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) ha publicado esta mañana su informe de previsiones económicas, rebajando el crecimiento estimado para la economía española al 2,3% para 2025, dos décimas menos que sus anteriores proyecciones, y al 1,7% para 2026. Este ajuste a la baja contrasta significativamente con las cifras que el Gobierno ha remitido recientemente a Bruselas, exponiendo una divergencia preocupante entre las previsiones oficiales y las estimaciones independientes que merece un análisis detallado.

La brecha entre el optimismo gubernamental y el realismo fiscal

Las proyecciones enviadas por el Ministerio de Economía a la Comisión Europea mantienen un crecimiento del 2,6% para 2025 y del 2,2% para 2026, superando en cuatro y cinco décimas respectivamente las nuevas estimaciones de la AIReF. Esta disparidad no es trivial y revela un exceso de optimismo en las previsiones gubernamentales que podría tener consecuencias significativas para la planificación presupuestaria y el cumplimiento de los objetivos fiscales.

Como he venido señalando en análisis anteriores, la tendencia a elaborar presupuestos basados en escenarios económicos excesivamente favorables suele conducir a desviaciones en el déficit público que, eventualmente, requieren ajustes fiscales precipitados o el incumplimiento de compromisos adquiridos con las instituciones europeas.

Factores detrás de la ralentización económica

La presidenta de la AIReF, Cristina Herrero, ha identificado como causas principales de esta revisión a la baja «el clima de incertidumbre comercial y arancelaria» junto con la «reducción global en la previsión económica y en las exportaciones«. Estos factores externos coinciden con las advertencias que diversos analistas independientes venimos realizando desde finales del año pasado.

El contexto geopolítico actual, marcado por tensiones comerciales crecientes y el impacto de políticas proteccionistas en distintas economías avanzadas, está generando un entorno desfavorable para el sector exportador español, uno de los principales motores de crecimiento durante la última década. Las revisiones a la baja realizadas por el Fondo Monetario Internacional para la economía global refuerzan esta perspectiva cautelosa.

La demanda nacional: ¿suficiente para compensar?

Uno de los puntos más controvertidos del análisis gubernamental es la confianza en que la demanda interna podrá compensar la desaceleración externa. El Gobierno proyecta que el consumo privado y público, junto con una inversión «muy dinámica», serán capaces de contrarrestar la debilidad del sector exterior.

Sin embargo, la AIReF no comparte esta visión. Según sus cálculos, la demanda nacional aportará 2,8 puntos al crecimiento este año, frente a los 3,1 puntos estimados por el Gobierno. Esta diferencia de tres décimas refleja una valoración más prudente del potencial de recuperación del consumo interno, especialmente considerando la persistencia de incertidumbres que afectan a la confianza del consumidor.

En mi experiencia analizando ciclos económicos, la capacidad de la demanda interna para compensar totalmente un deterioro significativo del entorno exterior es limitada, especialmente en una economía con el grado de apertura comercial como la española. Las familias tienden a incrementar su tasa de ahorro por motivos precautorios cuando perciben incertidumbre en el horizonte económico, lo que modera el crecimiento del consumo privado.

El horizonte a medio plazo se complica

La divergencia entre las previsiones del Gobierno y la AIReF se amplía al extender el horizonte temporal. Mientras el Ejecutivo proyecta tasas de crecimiento del 2,1% tanto para 2027 como para 2028, la autoridad fiscal anticipa un crecimiento cercano al 1,7% para ese mismo periodo, pronosticando una desaceleración progresiva hasta alcanzar un 1,5% para 2029.

Esta brecha de casi medio punto porcentual de PIB anual no es solo un debate técnico entre economistas: representa potencialmente decenas de miles de millones de euros de recaudación fiscal que podrían no materializarse, generando tensiones presupuestarias y limitando el margen de maniobra para políticas públicas en los próximos años.

El gasto en defensa como factor compensatorio

Un elemento positivo en el análisis de la AIReF es la revisión al alza de las estimaciones de consumo público, reflejando el compromiso adquirido por el Gobierno de alcanzar el umbral del 2% del PIB en gasto de defensa ya en 2025. El organismo considera que este incremento, al producirse de forma sincronizada con otros países europeos, tendrá un impacto positivo en el PIB.

Este punto merece particular atención desde una perspectiva de análisis económico estructural. El incremento del gasto en defensa, si se materializa adecuadamente en inversiones productivas y desarrollo tecnológico (y no meramente en gasto corriente), puede generar externalidades positivas para el tejido industrial y tecnológico español, especialmente si se coordina eficientemente con el sector privado.

El reto fiscal a partir de 2027

Quizás el aspecto más preocupante del informe de la AIReF es la advertencia sobre las dificultades para cumplir los compromisos fiscales con Bruselas a partir de 2027. Según los cálculos de la autoridad fiscal, el cumplimiento de la regla de gasto nacional permitiría respetar las tasas comprometidas en 2025 y 2026, pero no en 2027, lo que hará necesario adoptar medidas adicionales.

La AIReF señala que tras cerrar 2024 con un crecimiento del gasto neto del 4,1%, prevé para 2025 un aumento del 4,5%, por encima del 3,7% comprometido en el Plan Fiscal Estructural y a Medio Plazo. «La desviación sobre el compromiso sería de tres décimas de PIB, justo en el límite de lo admitido por la normativa», indica el informe.

Entre 2024 y 2028, la AIReF anticipa un crecimiento acumulado del gasto neto del 22,5%, lo que implicaría una desviación de siete décimas del PIB para 2028. Estas cifras evidencian la necesidad de adoptar medidas correctivas, bien sea por el lado de los ingresos o por el de los gastos.

Implicaciones para la política económica y las reformas necesarias

Desde una perspectiva de análisis estructural, estos datos refuerzan la urgencia de abordar reformas que mejoren la eficiencia del gasto público y fortalezcan las bases del crecimiento potencial de la economía española. Las medidas deberían orientarse en tres direcciones principales:

  1. Reforma del sistema fiscal: Es necesario avanzar hacia un marco tributario que combine una mayor eficiencia recaudatoria con incentivos al crecimiento económico y la competitividad empresarial. La simplificación normativa y la reducción de distorsiones deberían ser prioritarias.
  2. Modernización del sector público: La mejora de la eficiencia del gasto pasa por una evaluación sistemática de políticas públicas y la implementación de mecanismos que vinculen la asignación presupuestaria a resultados medibles.
  3. Reformas estructurales pro-crecimiento: Abordar las rigideces del mercado laboral, mejorar el entorno regulatorio para la actividad empresarial y potenciar la inversión en I+D+i son elementos clave para incrementar el crecimiento potencial.

Conclusión: un llamamiento a la prudencia fiscal

Las previsiones de la AIReF actúan como un necesario contrapeso al optimismo gubernamental, recordándonos la importancia de la prudencia en la planificación económica. La experiencia histórica demuestra que basar la política fiscal en expectativas excesivamente favorables suele conducir a desequilibrios que, tarde o temprano, requieren ajustes dolorosos.

En un contexto de incertidumbre global creciente, la credibilidad de nuestro marco fiscal resulta esencial para mantener la confianza de los mercados e inversores. El diferencial de crecimiento de cuatro o cinco décimas entre las previsiones del Gobierno y las de la AIReF puede parecer técnicamente modesto, pero sus implicaciones para la sostenibilidad de las finanzas públicas son profundas.

Como sociedad, debemos estar preparados para un escenario económico más exigente que el dibujado en los documentos oficiales. Las reformas estructurales pendientes no deberían posponerse, aprovechando el margen fiscal que aún existe para implementarlas de manera ordenada y minimizando su impacto social.

La lección más valiosa del informe de la AIReF no es tanto la cifra concreta de crecimiento proyectado, sino la advertencia sobre la necesidad de planificar con realismo y actuar con anticipación. En economía, como en tantos otros ámbitos, prevenir suele ser menos costoso que curar.

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Javier Alonso Méndez
Economista especializado en política fiscal y análisis macroeconómico. Licenciado en Economía por la Universidad Complutense de Madrid. Ha desarrollado su carrera profesional en consultoras de análisis económico. Colaborador habitual en medios especializados y autor de "La trampa fiscal: Análisis crítico del sistema tributario español". Sus análisis se centran en la eficiencia del gasto público, reformas fiscales pro-crecimiento y el impacto de la regulación en la competitividad empresarial.
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